Desde los inicios de la civilización,
el hombre ha identificado la necesidad de ejercitar el cuerpo como una manera de
promover
y mantener la salud corporal y mental. Los griegos solían decir Mente
sana en cuerpo sano; en Grecia, la belleza física era además de tal importancia que
representaron a sus Dioses como bellos y desarrollados seres de perfil o forma humana.
Todo esto vino a coronarse con el nacimiento de los Juegos Olímpicos en la misma Grecia.
Por
otro lado, los chinos complementaron de manera importante los conceptos de los
griegos
afirmando que un cuerpo bello no es nada sin una mente sana, pero para lograr ambas cosas
es importante cultivar el espíritu para luego integrar los tres elementos
cuerpo-mente-espíritu y alcanzar la consolidación de un ser en armonía
integral, es decir, una persona con un perfecto balance de sus tres naturalezas. Los chinos aprendieron de los monjes de la India las
disciplinas relacionadas a la meditación y la
yoga.
De
una amalgama perfecta de estos conceptos, los chinos han desarrollado un arte o disciplina
llamado Tai-Chi-Chuan, el cual consiste en una manera alternativa de trabajar nuestras
tres entidades: cuerpo-mente-espíritu a través de este arte-disciplina.
Cuerpo:
El Tai-Chi se practica en muchos aspectos en forma contraria a los deportes
tradicionales en los que una de sus características es la velocidad, el
Tai-Chi consiste
en la práctica pausada y relajada de ciertos movimientos armónicos basados la mayoría
de ellos en la forma en que se mueven los animales y los elementos de la naturaleza; a
diferencia de los deportes tradicionales, no se requiere de un equipo especial como sería
en el caso del fútbol americano, el béisbol, el hockey, el tennis, el ciclismo, incluso
la natación; cualquier ropa holgada y cómoda es suficiente. Tampoco requiere de una
instalación especial o de una cancha; la playa, el parque, el patio o la sala de casa se
pueden convertir en el escenario adecuado para hacer Tai-Chi.
La fuerza física y la
resistencia o condición atlética son requisito para muchos deportes, el
Tai-Chi lo
único que pide es olvidarse de la fuerza y estar dispuesto a dejar que el cuerpo se mueva
libremente sin ningún tipo de tensión; de hecho, su práctica ofrece regalos
como el justo tono muscular, la regulación de la frecuencia cardiaca y las
funciones digestivas y endocrinas (glandulares), promueve la práctica del
consumo de agua con lo que se optimiza la hidratación de la piel y todo
tipo de tejidos, los sistemas inmunológico y linfático resultan
altamente beneficiados. Además genera la capacidad de desarrollar la energía interna
que se usa en lugar de la fortaleza
física.
Las clases de
Tai-Chi van por lo general acompañadas de sencillas lecciones y
consejos de nutrición y como parámetro de
medición de todos estos efectos, se observa una notable mejoría en el estado de salud en
general. La longevidad de los practicantes del Tai-Chi está científicamente validada.