La magia (1/3)

Esta es la historia de Alberto y Juana, un deportista incipiente y una entrenadora comprometida con su trabajo

Fitness Redacción

Alberto siempre ha sido un joven regordete y aunque gusta mucho de los deportes, nunca había seguido un entrenamiento continuo que le permitiera no sólo bajar de peso y tener una vida saludable, sino obtener algunas medallas en competencias amateurs que le dieron satisfacciones mayores. Todo eso lo logró con el apoyo de su entrenadora.

Cuando Alberto comenzó a hacer ejercicio acudía a algunos gimnasios cercanos a su casa, pero aún no le agarraba el gusto al deporte cuando sus instructores ya lo desanimaban con rutinas exhaustas y dietas excesivas. 

Con ejercicios combinados de pesas, bicicleta, aeróbicos y de cuando en cuando atletismo, Alberto logró bajar algunos de los 90 kilos que tenía encima de su 1.65 metros de altura, bueno esos algunos sólo fueron 5 kilos. Lo peor de todo es que Alberto se desanimaba a diario, porque siempre estaba cansado y no aguantaba las rutinas que le ponían. Así que decidió dejar por la paz sus intenciones deportivas. 

Un año después de desistirse y de recuperar los 5 kilos perdidos, más otros 5, Alberto se miró al espejo y creyó que era necesario hacer algo por su persona. Quería darles otra oportunidad a los instructores que lo habían desanimado... claro, también se estaba dando él otra oportunidad de mejorar su calidad de vida. 

Alberto descubrió que el ejercicio que más disfrutaba era el atletismo, y para practicarlo sabía que no necesitaba más que un par de tenis, ropa de algodón cómoda y quizá un reloj para monitorear su ritmo cardiaco. 

Luego de seleccionar el parque más cercano a su casa y de reinscribirse a un gimnasio, Alberto comenzó su ejercicios. Algo había leído del atletismo, así que sabía que caminar y medio trotar los primero días le ayudarían a obtener condición física, pero entendía que necesitaba una asesoría para no lastimarse las rodillas u otra articulación. Necesitaba de alguien que también respondiera sus dudas sobre alimentación y cómo hidratarse. Por fortuna encontró esa ayuda en el gimnasio donde se inscribió. Ahí conoció a Juana. 

Juana es instructora de pesas, aunque ha tomado cursos sobre nutrición, hidratación, ejercicios aeróbicos y de primeros auxilios. Lo primero que le dijo a Alberto fue que se hiciera un examen médico. Él obedeció, y encontró que tenía alto el colesterol y los triglicéridos, además de que le hacían falta algunas vitaminas y mucha hidratación. 

También supo que no podía hacer ejercicio de alto impacto los primeros días porque su cuerpo podría sufrir algún daño, no sólo en las articulaciones, sino un acelere innecesario del corazón. Alberto confió entonces en Juana. Su primer consejo le había servido. 

El segundo consejo de Juana fue hacer un pequeño estudio sobre la condición física de Alberto, para sugerirle una rutina adecuada, sobre todo porque hacía más de un año que no se ejercitaba. Él se sintió feliz de saber que no tenía que hacer pesadas rutinas las primeras semanas, al menos esa fue la primer conclusión a la que llegó Juana, pues le comentó a Alberto la necesidad de ir ganando condición paulatinamente y fortalecer sus articulaciones. ¡Guau!, pensó Alberto. Al fin alguien que en realidad explica por qué las cosas.

El tercer consejo ya no le gustó tanto a Alberto, pero ese te lo contaremos en la siguiente entrega de esta pequeña historia.

Parte 2

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