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Cuidar a tu cuerpo antes de envejecer es un hábito saludable.
Escrito para Fitness por Ana Cecilia Becerril
El envejecimiento se hace evidente cuando se observa en la cara pérdida del tono y grosor de la piel, disminución de su elasticidad y del contenido promedio de colágena y elastina. También se observa un cambio evidente en su contorno, debido a la pérdida de grasa subcutánea, del tono muscular y de las prominencias, por pérdida de soporte óseo.
En el cuello, la falta de colágena y tono muscular manifiesta sus evidentes efectos en el ángulo cérvico-mentoniano y en general de la elasticidad de la piel, presentando arrugas y caída de los tejidos del cuello. Estos cambios se suman a la eliminación de grasa y a la caída de los tejidos faciales en general, incluidos los músculos y la piel.
Las causas de estos cambios se deben al elevado nivel de radicales libres que ocasionan reducción del depósito de colágena y pérdida de elasticidad. En el proceso normal de envejecimiento, la piel se arruga debido al entrecruzamiento de proteínas glicadas y de hormonas clave (principalmente pérdida de testosterona, reducción de hormona del crecimiento y de los niveles de estrógenos y progesterona) tal y como se puede ver en la piel.
Es primordial restaurar los niveles de antioxidantes para reducir los niveles de radicales libres y con esto disminuir el daño que causan a la piel y al músculo, así como reducir las proteínas glicadas por medio del control de los niveles de glucosa en sangre y evitar el secuestro de las proteínas, para reducir la formación de arrugas. Restituir los niveles de hormonas esteroideas.
Estos elementos juntos pueden lograr una mejora evidente en el tono y elasticidad de la piel, así como del promedio de masa muscular corporal, esenciales para inhibir el envejecimiento a este nivel.
En el cuerpo se ven cambios que incluyen pérdida del tono muscular y aparición de grasa corporal excesiva.
La lipodistrofia o “celulitis” habitualmente se presenta por sí sola en las regiones del abdomen, piernas y brazos. La causa de este depósito excesivo de grasa es la pérdida de la sensibilidad de los receptores tanto de la insulina como de la tiroides.
Los niveles elevados de cortisol aumentan el depósito de grasa corporal, inicialmente en las zonas centrales del tronco y posteriormente o en forma secundaria en las extremidades. Las causas secundarias de la pérdida de la composición corporal y de la apariencia juvenil son, la caída de las hormonas relacionadas con la masa muscular y la preservación de la misma, como son la testosterona y la hormona del crecimiento.
La obesidad del tronco que se observa en la mayoría de las personas por arriba de los 40 años, se ha relacionado directamente con lo que se denomina síndrome X o Síndrome Metabólico, que se presenta con un contorno corporal de “pera” o un abdomen de forma oval, con tendencia a empeorar la composición corporal con el paso de los años. Se altera la relación proporcional entre cintura y cadera, aumenta el índice de masa corporal, tienen cambios bruscos del estado de ánimo y problemas de concentración.
El depósito excesivo de grasa en la región mamaria y en la parte alta del pecho de los hombres origina la ginecomastia, que se presenta comúnmente después de los 40 años y se debe a la falta de ejercicio adecuado y a la reducción de las hormonas de mantenimiento muscular, como las progesteronas y la hormona de crecimiento. Esta alteración física también está relacionada con la caída de los niveles de testosterona y con el aumento del metabolismo de la misma, que acrecienta la actividad de la enzima aromatasa, en las células grasas del cuerpo, incrementando el depósito de grasa en el pecho.
El tratamiento antienvejecimiento implica normalizar la proporción del depósito de grasa mediante el control de la conversión de testosterona a estradiol, bloqueando la actividad de la enzima aromatasa, con suplementos clave y cambios en los hábitos alimentarios para restaurar los niveles de DHEA, en forma de 7-keto DEA, que no es convertible a estradiol.
En las mujeres se observan cambios mamarios de dos tipos: aumento continuo de su tamaño debido a la producción exagerada de progesterona y estrógenos, o reducción debida a la disminución de estas hormonas por debajo de los niveles apropiados, causando ptosis y micromastia. Con la pérdida del tejido mamario se observa reducción de la turgencia de la piel por merma del soporte que representa el tejido mamario.
Los tratamientos quirúrgicos para estas alteraciones consisten inicialmente en reducción mamaria para la ginecomastia, macromastia o gigantomastia y la mastopexia o mamaplastia de aumento para la micromastia.
El tratamiento antienvejecimiento para estos pacientes con evolución a micromastia se centra en la restauración de los niveles de estrógenos y progesterona, y de la elasticidad de la piel, ajustando a niveles adecuados la hormona de crecimiento y los requerimientos nutritivos responsables de conservarla.
Otro aspecto importante en el tratamiento restaurador de la piel y del contorno del tronco es reducir el daño que causan los radicales libres. Básicamente hay que consumir antioxidantes en suplementos alimenticios o naturales teniendo una buena guía nutricional.
En base a las diferentes técnicas de medición de la composición corporal nos da una idea de los parámetros aceptables para los diferentes grupos de edades y así obtener objetivos alcanzables y deseables para cada grupo de edad.
Porcentaje de "grasa corporal" saludable (porcentaje del peso corporal total que es grasa):
En la mujer el rango normal es:
- De de 21% a 31% de los 18 a los 39 años.
El mínimo porcentaje de grasa que se considera saludable es de 13% a 17%.
- De 23% a 33% en mujeres de 40 a 59 años y
- 24% a 35% en mujeres de más de 60 años.
Los rangos normales en el hombre son:
- De 8% a 19% para aquellos en edades de 18 a 39 años.
- De 11% a 21% en edades de 40 a 59 años
- para mayores de 60 años, 13% a 24%.
Notas:
- Datos basados en las Guías de Índice de Masa Corporal de la OMS/NIH.
- Como aparece en el reporte de Gallaher et. al., del Centro de Investigación de Obesidad de Nueva York
En conclusión, el envejecimiento es parte de nuestra vida, es una etapa más que debemos aceptarla con la frente en alto, pero si podemos hacerla más llevadera, para evitar los efectos secundarios y tener una mejor calidad de vida, no hay que esperarse a que llegue, hay que actuar desde la infancia para evitar el daño celular.
La Medicina Anti-Envejecimiento se debe practicar desde el primer día de vida y hacerlo un hábito más, del cuidado de nuestro cuerpo.