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No dejes sediento a tu cuerpo, ingiere por lo menos un litro de líquido al día.
Escrito para Fitness por Ana Cecilia Becerril
Dos tercios del peso corporal corresponden al agua. Una persona que pesa 68 kg tiene aproximadamente 38 litros de agua en el cuerpo. De estos, entre 23 y 26 están en el interior de las células, 7.5 en el espacio que las rodea y una cantidad ligeramente inferior a 4 litros (aprox. 8% de la cantidad de agua total) está en la sangre. Este volumen de agua, relativamente pequeño en la sangre, es muy importante para el funcionamiento del cuerpo y debe mantenerse constante.
El agua que está fuera de la sangre, actúa como un depósito para reponer o absorber el exceso de agua en la sangre, cuando es necesario.
El agua entra en el cuerpo principalmente por la absorción desde el aparato digestivo y lo abandona como orina que excretan los riñones. Estos pueden excretar varios litros de orina al día, o bien conservar el agua excretando menos de 500 ml diarios.
También alrededor de 750 ml de agua, se pierden cada día por evaporación a través de la piel y de los pulmones. La sudoración intensa, tal como sucede durante el ejercicio vigoroso o en los climas calidos, puede aumentar notablemente el volumen perdido en la evaporación. Normalmente, se pierde poca agua por el aparato digestivo; sin embargo, puede perderse una cantidad igual o superior a cuatro litros al día por vómitos prolongados o por una diarrea intensa.
Cuando el consumo de agua compensa la cantidad perdida, el agua del cuerpo está en equilibrio. Para mantener ese equilibrio, las personas sanas con un funcionamiento normal de los riñones y que no transpiren excesivamente deben beber al menos un litro de líquido al día.
Sin embargo, se recomienda a los adultos sanos beber de 1.5 a 2 litros como máximo al día, para protegerse de la deshidratación y del desarrollo de cálculos renales.
Hay que considerar que el liquido es total, hay que contabilizar, jugos, sopas, café, te, todo lo que se haga con agua y no únicamente el agua simple o de frutas, o de uso, para no caer en excesos y que esto provoque una insuficiencia relativa del riñón para poder excretar todo el liquido que entró al cuerpo.
Cuando el cerebro y los riñones funcionan adecuadamente, el organismo puede afrontar cambios extremos en el consumo de agua. Habitualmente se bebe lo suficiente como para compensar un exceso de perdida de agua y de ese modo, mantener el volumen sanguíneo y la concentración de las sales minerales disueltas (electrolitos) en la sangre. Sin embargo una persona puede deshidratarse sino bebe la cantidad de agua suficiente para compensar la perdida excesiva, como sucede en caso de vómitos prolongados o diarrea intensa.
La cantidad de agua presente en el organismo está estrechamente ligada a la cantidad de electrolitos. La concentración o nivel de sodio en la sangre es un buen indicador de la cantidad de agua existente en el organismo. El cuerpo trabaja para mantener el nivel de agua total y por lo tanto, para que el valor de sodio en la sangre sea constante. Cuando este es demasiado alto, el cuerpo retiene agua para diluir el exceso de sodio. Se siente sed y se produce menos orina.
Cuando la concentración de sodio desciende demasiado, los riñones excretan más agua para restaurar el equilibrio de dicha concentración.
El equilibrio del agua en el organismo depende de varios dispositivos que actúan juntos para mantener el equilibrio.
Uno de los más importantes es la sed. Cuando el cuerpo necesita más agua se estimulan determinados centros nerviosos en la parte profunda del cerebro provocando sed, la cual se vuelve más intensa a medida que aumentan las necesidades del agua del cuerpo, estimulando a la persona a beber y reponer el agua necesaria.
Otro de los mecanismos para el control del volumen del agua en el cuerpo depende de la glándula hipófisis situada en la base del cerebro. Cuando el cuerpo tiene poco agua, la hipófisis secreta una sustancia en el interior del flujo sanguíneo denominada hormona antidiurética. Esta hormona estimula los riñones para retener la mayor cantidad posible de agua.
Cuando el cuerpo no tiene suficiente agua, los riñones la retienen. Mientras tanto el agua se desplaza automáticamente desde el gran depósito existente en las células, hasta el flujo sanguíneo, a fin de mantener el volumen de sangre y la presión arterial, hasta que se pueda reponer el agua mediante un incremento del consumo. Cuando el cuerpo tiene exceso de agua, se suprime la sed y la hipófisis produce muy poca cantidad de hormona antidiurética, permitiendo que los riñones excreten el exceso de agua en la orina.
El cuerpo es maravilloso, dale lo que necesita.