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La
actividad física,
sus beneficios y usted
(primera
de tres partes)
Una
y otra vez hemos escuchado: el ejercicio fortalece, reanima,
previene y rehabilita, en fin, nos hace vivir mejor. Es cierto y en
estas páginas se tratará de analizar qué es lo que nos puede dar el
ejercicio realizado con constancia. Empecemos hablando del tipo de
energía necesaria para llevar a cabo una actividad física. Para
funcionar los músculos utilizan el ATP (ácido adenossintrifosfato)
como fuente inmediata de energía, el cual se suministra por tres vías.
Algunas características de estas vías, o sistemas energéticos, están
descritas en el Cuadro I. La primera vía es
la de los fosfágenos almacenados como
ATP y fosfocreatina (FC); la segunda es la del sistema del ácido
Láctico, conocido también como glucólisis anaeróbica (degradación
de glucosa a ácido pirúvico en ausencia de oxígeno) y la última es
la del sistema del oxígeno o sistema aeróbico.
Ahora la pregunta es si estos
tres mecanismos participan por igual en la realización de cualquier
actividad física. La respuesta
es negativa, ya que la eficiencia de estos sistemas para proveer energía
(ATP) al músculo depende de la intensidad con la que se realice el
ejercicio. De esta forma, cuando se lleva acabo un ejercicio de muy
alta intensidad, como el sprint de 100 metros o el salto de un
basquetbolista, o la “arrancada” de un levantador de pesas, el
ATP es proporcionado por el sistema de fosfágenos. Este aporte
es de muy corta duración ya que la FC se agota entre 10 y 30
segundos. Sin embargo, las concentraciones de fosfágenos (ATP -FC) se
recuperan con rapidez; en los 3 o 4 minutos siguientes a la actividad.
Por esta razón, los entrenadores de velocistas deben permitir
descansos de por lo menos 4 minutos antes de exigir al atleta volver a
realizar el mismo esfuerzo.
La segunda vía, la del ácido
láctico, utiliza como fuentes energéticas la glucosa sanguínea y el
glucógeno los cuales pueden proporcionar energía durante 1 a 3
minutos. Así, este sistema se activa
cuando se realizan algunas pruebas de natación como son las de
100 y 200 metros o carreras de 400 y 800 metros planos. Ya que la
intensidad del esfuerzo realizado durante estos ejercicios es alta, la
glucólisis se desarrolla anaeróbicamente (en ausencia de oxígeno).
De esta forma, la utilización de esta vía provoca la acumulación de
ácido láctico en los músculos y en la sangre y sí este se
encuentra en concentraciones importantes, puede producir fatiga
muscular que afectará momentáneamente el ejercicio. Más aún, si
estas concentraciones son muy altas pueden presentarse dolores agudos,
punzantes, en los músculos, acompañados eventualmente de fiebre
ligera. Entonces el ácido láctico busca una vía de escape y bien
puede volverse a convertir en glucosa o en glucógeno, o servir
principalmente como combustible al músculo esquelético.
La tercera vía de obtención
de energía, la aeróbica, utiliza la glucosa, el glucógeno, los ácidos
grasos y los aminoácidos (en cantidades muy pequeñas, si participan)
como fuentes energéticas. Por medio de este sistema es posible
sintetizar grandes cantidades de ATP que permitan la realización de
ejercicios de intensidad baja o moderada y de larga duración. Es
entonces esta vía la que funciona durante las caminatas, los paseos
en bicicleta y los entrenamientos de natación. Es también por medio
de ella, que se obtiene la mayor parte de la energía
necesaria para completar un maratón, así como todos los
deportes llamados de resistencia. Debido a que en presencia de oxígeno
no se produce ácido láctico, es posible terminar una prueba de este
tipo sintiéndose bien, sin la amenaza de una fatiga dolorosa. Para
terminar la idea sobre las vías de suministro de energía, es
importante mencionar que la mayor parte de los deportes utilizan los tres sistemas
(los dos primeros anaeróbicos y el último aeróbico) para
llevarse a cabo óptimamente, pero es sólo uno de ellos el que
predomina. El futbolista, por ejemplo, corre entre 8 y 12
km durante un partido de 90 minutos; sin embargo, realiza
continuamente sprints o carreras cortas, lo que hace que los sistemas
anaeróbicos (ATP-FC y ácido láctico) predominen sobre el aeróbico
(70 y 30% respectivamente). Durante todo el encuentro deportivo los
diferentes sistemas interactúan
dependiendo de la intensidad del esfuerzo y a este juego de
prioridades se le conoce como “continuo energético”.
Hasta ahora se hablado de cómo
las fuentes energéticas son utilizadas por el organismo para hacer
responder adecuadamente al músculo esquelético. La FC es un producto
de origen químico que se encuentra almacenado en las células, pero
¿de dónde proviene los demás combustibles? De los alimentos. En
seguida se analizan brevemente cada una de estas fuentes de energía:
-
Glucosa sanguínea. La
concentración de glucosa sanguínea, es el resultado de los
movimientos opuestos (entradas y salidas) cuyo fin es mantener un
equilibrio. Esto quiere decir, mantener una concentración de
glucosa en la sangre no menor a 0.8 g/L (4.4 mmol/L), ni mayor a
1.4 g/L (7.8 mmol/L). La entrada de glucosa en la circulación
sanguínea es provocada principalmente por el consumo de
alimentos, pero también por la conversión de glucógeno en
glucosa (glucogenólisis) y la elaboración de glucosa a partir de
aminoácidos (gluconeogénesis).
-
Glucógeno. Es la
forma en que se almacenan los hidratos de carbono en el organismo
y, como se ha dicho, es el primer combustible que el músculo
utiliza en la realización de una actividad aeróbica. En una tortilla, un pan o un plato de arroz o de frijoles, a
este almacén de hidratos de carbono se le conoce como almidón,
el cual presenta la misma estructura de miles de moléculas de
glucosa unidas en racimos y lineares. Este cardumen de moléculas,
al ser absorbido hacia la sangre empieza un viaje cuyo destino es
el músculo esquelético. Allí se acomodará de manera similar a
la inicial, sólo que ahora este conjunto de moléculas de glucosa
ya no se llamarán almidón sino glucógeno.
-
Lípidos. Los lípidos
contenidos en los alimentos están presentes en la circulación
sanguínea en forma de ácidos grasos (AG) y de glicerol. Estos
dos compuestos son almacenados en el tejido adiposo y en el músculo
esquelético como triglicéridos (TG). De esta manera, los lípidos proveen energía para la
realización de una actividad física en dos formas: como AG
libres ( los cuales salen del tejido adiposo y son transportados
por la sangre hacia el músculo esquelético) y como TG
(almacenados en el músculo).
-
Proteínas. Al igual
que para los hidratos de carbono y para los lípidos, la energía
liberada por la degradación de las proteínas (aminoácidos)
puede ser utilizada por el sistema del oxígeno o aeróbico para
producir energía (ATP). Sin embargo, estos nutrimentos participan
muy poco y rara vez en el suministro energético. Es sólo
en pruebas de muy larga duración, como el ultramaratón, cuando
su aporte puede ser significativo (entre el 5 y el 10% de la
producción energética).
Se ha tratado lo referente al
combustible necesario para que funcionen los músculos y de cómo
estos utilizan dichas fuentes energéticas. Es sabido también que
existen dos tipos de ejercicio: el aeróbico y el anaeróbico. Ahora
bien, la realización regular de actividad física tiene un efecto
positivo muy marcado en la prevención y el tratamiento de los
factores de riesgo de las enfermedades crónicas.
segunda
parte
Cuadro
I
Tipos de ejercicio y otras
características relacionadas con las diferentes vías de suministro de
energía
Ejercicios |
Vía
ATP-FC |
Vía
del ácido láctico |
Vía
aeróbica |
|
* |
Carreras
rápidas de 5 a 200 metros |
* |
Saltos |
* |
Arrancadas
(pesas) |
* |
Gimnasia |
|
* |
Carreras
de 400 a 1500 metros |
* |
Nado
estilo Libre de 100 a 1500 metros |
* |
Boxeo |
|
* |
Carrera
de mediana y de larga duración |
* |
Caminata |
* |
Ciclismo |
* |
Natación |
* |
Esquí
de fondo |
|
Orígen
de la
energía |
Fosfocreatina
(FC) |
Glucosa
(glucógeno) |
Glucosa
(glucógeno) Ac. Grasos Aminoácidos |
Tipo
de
energía |
Química |
Alimentaria |
Alimentaria |
Tiempo
de suministro de energía |
De
10 a 30 segundos |
De
1 a 3 minutos |
Desde
pocos
minutos hasta varias
horas |
Acumulación
del ácido
láctico |
No |
Sí |
No |
Necesidad
de Oxígeno |
No |
No |
Sí |
Dra.
Elizabeth Noriega
Investigadora Titular:
Departamento de Nutrición Humana.
Centro de Investigación
en Alimentación y Desarrollo, A.C.
Fomento de Nutrición y Salud, A.C.
Cuadernos de Nutrición
5272-6207 / Fax: 5515-1939
cuadernos@fns.org.mx
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