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Padecerla requiere de ayuda profesional. No es lo mismo una obsesión que una fobia.
Escrito para Fitness por Harry Pereyra Christiansen
Al momento de reflexionar acerca de este tema se desprenden una serie de preguntas tanto autorreferenciales como de un seudo diagnóstico para descubrir si uno mismo tiene una obsesión o si es el de enfrente el que la posee.
La realidad es que el uso de la palabra obsesión se ha trivializado en nuestra sociedad, empleándose como una forma rápida y a la vez compleja de definir las razones de la conducta propia o ajena. Se usa “obsesión” como una forma peyorativa de calificar la conducta o incluso el pensamiento. Lo importante de esta trivialización en el uso de la palabra es que genera cierta ansiedad en la persona, puesto que asume “poseer una patología”. De tal forma que se oculta, y se reduce la posibilidad de buscar ayuda seria y profesional.
Empecemos por alguna definición que nos ayude a clarificar. En el campo de la psicología se entiende por obsesión aquel pensamiento(s) y conducta que se repite de forma constante pese a los esfuerzos de la persona por oponerse a ellos. La clave está en que provoca ansiedad. Es decir, dejar de pensar en aquello, intentar evadirlo, dejar de realizar determinada conducta; generan incomodidad en la persona, sensaciones displacenteras. La persona se esfuerza por alejar esos pensamientos o evitar determinadas conductas pero su auto privación la deja insatisfecha.
Como podemos notar se trata de una experiencia psicológica subjetiva, imposible de equipararla con la experiencia psicológica de otra persona. Dos personas lo viven de modos diferentes. A veces intentamos tender “puentes” de entendimiento entre subjetividades; lo cierto es que en temas delicados como una obsesión, es necesaria la opinión profesional para definirla.
La obsesión se refiere a las imágenes, ideas o palabras que se imponen en la conciencia de la persona contra su voluntad, y que momentáneamente les priva de la capacidad de pensar e incluso a veces de poder actuar como se desearía.
Por lo anterior el diagnóstico psicológico de una obsesión debe realizarse por un profesional de la salud mental: psicólogo, psicoterapeuta, médico psiquiatra.
No es lo mismo una obsesión que una fobia. Una fobia es el miedo a un objeto en el mundo exterior cuya ausencia o el evitarlo puede ser suficiente para evitar la ansiedad; mientras que una obsesión consiste en una representación mental que el sujeto no puede escapar.
Las fobias son asociadas con las cualidades de los objetos, mientras que las obsesiones tienen que ver con las características de las representaciones mentales.
En palabras más simples: una persona puede estar obsesionada con su peso, por ejemplo, de manera persistente piensa en ello y la imagen mental que tiene de su cuerpo le indica que “debe” bajar de peso.
Aunque sus familiares, amigos y médico le mencionen reiteradamente que se ve muy bien, la persona no lo acepta, puesto que lo que le dicen como comentario no coincide con la representación mental que la persona tiene sobre sí misma. Su atención seguirá puesta en el cuerpo, privándose de disfrutar de actividades relacionadas no sólo con el comer en sí, sino también las relaciones sociales (se sentirá presionada y poco comprendida, etc.), lo que provocará que se aísle; además afectará la calidad de su vida sexual por sus propios sentimientos de rechazo hacia el cuerpo, su permanente vigilancia en relación al peso provocará un efecto de perder sensibilidad afectiva para con las personas importantes de su vida (amigos, hermanos, padres, esposo, hijos), es decir, no tendrá energía emocional para conectarse con ellos, seguirá absorta en la obsesión.
Este es un tema delicado, que se maneja de manera sumamente coloquial en nuestra sociedad, donde se promueven ideas de que es común tener una “obsesión por el peso”, “tener obsesión por cambiar de carro, de sala, etc.”. Desde sus referentes clínicos psicoterapéuticos, sabemos que el tema requiere de seriedad y profesionalismo en su abordaje. Las posibilidades de éxito de erradicar una obsesión aumentan si ésta es diagnosticada en las fases tempranas de su manifestación clínica. Ante las primeras sospechas de tener un problema para detener determinado tipo de pensamientos y conductas, le recomiendo buscar ayuda profesional.