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La construcción de una vida sana es importante desde la infancia, mira porqué.
Por Redacción Fitness
El sobrepeso y la obesidad ya son un serio problema mundial, y más allá de que decenas de personas sean víctimas de "bullying" por su aspecto físico, la alerta se enfoca a su salud y su proyección de vida.
"Comúnmente la obesidad que comienza en la infancia, entre los cinco y los seis años, o durante la adolescencia", indica Gilda Gómez Peresmitré, profesora de posgrado de la Facultad de Psicología de la UNAM. "Estudios han demostrado que quien padece esta condición entre los 10 y 13 años tiene un 80 por ciento de probabilidad de convertirse en un adulto obeso".
Esto ya está afectando la morbilidad de las personas y la alerta es mayor aún, ya que "se ha pronosticado que la actual generación de infantes será la primera en la historia moderna que verá una esperanza de vida más corta (reducida hasta en siete años) que la de sus padres", debido a este problema, expuso la experta.
Gómez Peresmitré es la responsable del Laboratorio de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria de la FP e indicó que en la antigüedad estar obeso se relacionaba con el atractivo físico, la fuerza y la fertilidad, pero hoy esta condición es vista como la epidemia del siglo XXI.
"Las personas obesas no sólo se exponen a una larga lista de enfermedades como cardiopatías, hipertensión arterial y diabetes, sino también a psicopatías como depresión y ansiedad, que en estos casos están asociadas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) o distorsión de la imagen corporal", indicó. "Además, tienen dificultades para identificar sus propias sensaciones y no pueden distinguir entre el hambre y la saciedad, u otras emociones cotidianas, así que la respuesta es comer".
Además de hay consecuencias psicopatológicas, como el nerviosismo, debilidad e irritabilidad, debido a que intentan desesperadamente realizar dietas hipocalóricas estrictas y de los ciclos de pérdida–recuperación de peso, que los hace sentir culpabilidad y vergüenza al ser criticados por su fracaso.
"Esto deriva en el desarrollo de nuevas patologías, como la depresión, ansiedad, angustia y hasta el trastorno alimentario compulsivo, convirtiendo la situación en un círculo vicioso que impide la prevención y contribuye al mantenimiento de la obesidad, pues buscan calmar cualquier reclamo con una ingesta inadecuada", hizo énfasis Gómez Peresmitré. "La obesidad es una enfermedad multifactorial, en la que interactúan múltiples variables predisponentes como las genéticas, metabólicas, fisiológicas, psicológicas, sociales y culturales".
Agregó que el tratamiento debe ser multidisciplinario: médico, nutricional y psicológico, por ello debe estar conformado por diversos tipos de intervenciones dirigidas al incremento de la actividad física y a mejorar la conducta alimentaria.
Un aspecto importante es la labor de los padres en este proceso, para evitar que sus hijos sufran sobrepeso y/o obesidad.