El
Sistema Respiratorio
(primera de tres partes)
Respiras
mecánicamente, y esta función no la puedes dejar de hacer porque puedes
morir
Por
Ana Cecilia Becerril*
Seguramente
nunca te has puesto a pensar: “Debo respirar”. Lo haces sin darte
cuenta, ya que es algo que se ejecuta en forma mecánica, incorporando oxígeno
cuando inspiras (o inhalas) y expeliendo dióxido de carbono cuando
espiras (o exhalas).
La
respiración es una función que no puedes dejar de realizar por más de
cuatro minutos. Si lo haces, te asfixiarías hasta llegar a la muerte.
Para
funcionar, las células de tu cuerpo necesitan oxígeno. El sistema
respiratorio es el que se encarga de suministrar este elemento a la
sangre, para que ésta lo distribuya a todos los tejidos de tu cuerpo. Sin
embargo, a causa del metabolismo celular (conjunto de cambios químicos y
biológicos), en el organismo se forma un compuesto gaseoso llamado dióxido
de carbono, que carece de utilidad, por lo que debe ser eliminado, función
que también cumple este sistema.
El sistema
respiratorio está formado principalmente por dos grandes secciones:
-
las vías
respiratorias, es decir, el conjunto de estructuras formado por la
cavidad nasal, la faringe, laringe, tráquea, bronquios y
subdivisiones más pequeñas. Esta sección es la encargada de
permitir la entrada de aire a las superficies respiratorias;
-
el
aparato pulmonar, donde se efectúan los intercambios gaseosos entre
el aire del ambiente y la sangre.
Debido a
la naturaleza gaseosa de sus contenidos, las vías respiratorias están
cubiertas por una armazón ósea o cartilaginosa, que hace posible
mantener abiertos estos caminos para que el aire pueda pasar libremente.
Después
del corazón, los pulmones son los órganos que mantienen una mayor
velocidad de trabajo. Se expanden y contraen entre 12 y 80 veces por
minuto.
Las
fosas nasales
El aire
debe recorrer un largo camino por el cuerpo para completar el proceso de
la respiración. El primer tramo que recorre está formado por las fosas
nasales, con dos pares de aberturas, unas anteriores y otras posteriores.
Las primeras están situadas en la nariz, y se mantienen en contacto con
el exterior. Las segundas, llamadas coanas, comunican con el interior.
Las
paredes de las fosas nasales están recubiertas por una mucosa, denominada
pituitaria, que presenta tres protuberancias, conocidas como cornetes.
Cuando el aire pasa por este sector, es entibiado por la gran superficie
mucosa del tabique nasal y de los cornetes, siguiendo su calentamiento
durante el paso por las vías respiratorias hasta llegar a los bronquios,
con una temperatura adecuada que no produzca ningún tipo de efecto
nocivo.
El aire
que es aspirado transporta una gran cantidad de partículas de polvo. Los
pelos existentes en el interior de la nariz solo son capaces de detener
las de mayor tamaño. El polvo es eliminado gracias a la actuación
conjunta de los cilios vibrátiles -pelos que actúan como pestañas- y
del moco que se acumula en esa área.
La
Faringe
A
continuación de las fosas nasales nos encontramos con la faringe, que
tiene la característica de ser un segmento común al sistema respiratorio
y al sistema digestivo. Se extiende desde la base del cráneo hasta la
sexta vértebra cervical. De 13 centímetros de largo, se divide en tres
partes: porción nasal o rinofaringe; porción bucal u orofaringe; y porción
laríngea o laringofaringe.
La rinofaringe
o nasofaringe, se encuentra detrás de la fosas nasales y por sobre
el nivel del paladar membranoso. Excepto este último, sus paredes no
tienen movimiento, lo que significa que su cavidad jamás podrá
obstruirse. En esta región se acumula un tejido linfático, muy
desarrollado en los niños, llamado amígdalas nasofaríngeas, que cuando
sufren de hipertrofismo -crecen mucho- reciben el nombre de adenoides.
Por su
parte, la orofaringe se encuentra limitada arriba por el paladar y
abajo por el borde superior de la epiglotis, que es un cartílago que
cubre la abertura de la laringe cuando comes, evitando así que el
alimento entre en la tráquea. Contiene las amígdalas palatinas, dos
masas de tejido linfoide ubicadas en las paredes laterales de la porción
bucal de la faringe. Las amígdalas son de tamaño variable, y muchas
veces son víctimas de inflamaciones, lo que conocemos como amigdalitis.
La laringofaringe
es la parte inferior de esta cadena, y se extiende desde el borde superior
de la epiglotis hasta el borde inferior del cartílago cricoide.
Como
puedes ver, la faringe es solo un lugar de paso, y tiene una estructura
acorde a su función, ya que está revestida por una capa mucosa que se
encarga de atrapar las partículas de polvo que llegan a este lugar, y que
son expulsadas a través de la tos o, en el peor de los casos, tragadas.
La etapa
faríngea de la deglución es un acto absolutamente reflejo e
involuntario. Durante uno o dos segundos, la respiración se inhibe o
frena para dar paso a este proceso; sin embargo, al ser una acción
involuntaria, no alcanzas a darte cuenta de que por un momento has dejado
de respirar.
La
laringe
Si bien la
faringe interviene en la emisión de la voz, es la laringe la gran
responsable de que otros oigan tus palabras. Está compuesta por muchas
piezas cartilaginosas, y se encuentra entre la raíz de la lengua y la tráquea.
Además, contiene las cuatro cuerdas vocales que te ayudan a hablar; dos
son llamadas cuerdas falsas, y las dos restantes, cuerdas verdaderas, pues
son las que realmente intervienen en la emisión de la voz.
La cavidad
de la laringe se divide en tres partes: parte superior o vestíbulo,
ubicada sobre la cuerda vocal superior, y que tiene un orificio que
comunica con la laringe y la epiglotis, e interiormente con la glotis;
parte media o glotis, situada entre la cuerda vocal superior e inferior; y
una parte inferior, que comunica con la tráquea.
La laringe
es un órgano móvil, ya que se mueve con la fonación, la voz y la
deglución. Y es durante esta última que adquiere mayor movilidad; es
llevada hacia arriba y adelante en su totalidad, apartando a la glotis del
paso de los alimentos, que se escurren por los lados de la epiglotis.
En
el hombre adulto, la laringe está ubicada frente a la tercera, cuarta,
quinta y sexta vértebras cervicales; en cambio, en los niños y en la
mujer adulta se encuentra en una posición un poco más alta. De hecho,
hasta la pubertad el tamaño de la laringe es distinto entre hombres y
mujeres. En la mujer el crecimiento es muy pequeño, mientras que en el
hombre es bastante considerable. La laringe está formada por un esqueleto
cartilaginoso y es el cartílago mayor el que forma un bulto llamado
prominencia laríngea, nuez o manzana de Adán, especialmente marcada en
los varones.
segunda
parte
*Dra. Ana Cecilia
Becerril Sánchez Aldana
Médicina
General y
Medicina Estética
curriculum
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