El
Sistema Respiratorio
(segunda de tres partes)
Nuestro cuerpo no
almacena oxígeno, por lo que es imprescindible respirar día y
noche
Por
Ana Cecilia Becerril*
Las
cuerdas vocales
Las
cuerdas vocales se encuentran sobre la base de la laringe e integran la
emisión de la voz. Los sonidos logran salir al exterior cuando el aire
que espiras pasa a través de ellas, que se encuentran juntas y tirantes.
La
tos
La tos se
produce cuando el aire que inhalas del exterior estimulan las células
nerviosas receptoras de la laringe, la tráquea y los bronquios.
Mediante
una señal nerviosa, se emite una respuesta que expele los irritantes del
cuerpo, lo que se conoce como tos.
La
epiglotis está en lo alto de la laringe y se inclina hacia abajo durante
la inhalación, lo que cierra las cuerdas vocales y atrapa el aire en los
pulmones.
El
diafragma se eleva y los músculos del abdomen se contraen comprimiendo
los pulmones. El aire del espacio más pequeño de la cavidad del pecho
aumenta su presión.
Cuando la
presión llega a un punto muy elevado, la epiglotis se inclina hacia
arriba y las cuerdas se separan, obligando al aire a salir por la vía
respiratoria.
La
tráquea
Bajando
por la laringe nos encontramos con la tráquea, un tubo cartilaginoso y
membranoso que mide entre 10 y 11 centímetros con un diámetro igual al
del dedo índice. Sus paredes son bastante resistentes, gracias a los 20
anillos cartilaginosos que posee.
Aproximadamente la mitad de la tráquea
se encuentra en el cuello y la otra mitad en el tórax. A la altura del
esternón, se divide en dos bronquios, uno derecho y otro izquierdo, que
se dirigen hacia los pulmones.
La tráquea
está internamente recubierta por una capa de mucosa, que es una
continuación de la que se halla en la laringe, y su superficie está
revestida de una película de moco, en el cual se adhieren las partículas
de polvo que han logrado atravesar las vías respiratorias superiores.
Este moco no solo retiene el polvo, sino que además actúa como
bactericida.
Los
pulmones
Ya vimos
que luego de pasar por las fosas nasales, el aire circula por la faringe y
llega a la tráquea, que se divide en dos bronquios, cada uno de los
cuales penetra en un pulmón. Los pulmones son los órganos de la
respiración donde se produce la hematosis, proceso durante el cual los glóbulos
rojos absorben oxígeno y se liberan del dióxido de carbono. Protegidos
por las costillas, se encuentran en la caja torácica, a ambos lados del
corazón, separados por el mediastino, nombre que recibe el espacio entre
cada uno de ellos.
Su función
esencial, compartida con el sistema circulatorio, es la distribución de
oxígeno y el intercambio de gases. Tienen la capacidad de aumentar de
tamaño cada vez que inspiras y de volver a su tamaño normal cuando el
aire es expulsado.
El pulmón
derecho es más grande que el izquierdo. Esto, porque está dividido en
tres lóbulos -superior, medio e inferior- y el izquierdo solamente en dos
- superior e inferior. Cada uno de los lóbulos se divide en un gran número
de lobulillos, en cada uno de los cuales irá a parar un bronquiolo, que a
su vez se divide en unas cavidades llamadas vesículas pulmonares; estas
forman otras cavidades llamadas alvéolos.
Rodeando
los pulmones: las pleuras
El pulmón
está recubierto por una membrana serosa que presenta dos hojas, una que
se adhiere a los pulmones, llamada pleura visceral, y otra que tapiza el
interior de la cavidad torácica, denominada pleura parietal. Estas
dos capas se encuentran en contacto, deslizándose una sobre otra cuando
los pulmones se dilatan o contraen. Entre ellas se encuentra la cavidad
pleural, que se encarga de almacenar una pequeña cantidad de líquido,
cumpliendo una función lubricadora. Pero la misión principal de la
membrana pleural es evitar que los pulmones rocen directamente con la
pared interna de la cavidad torácica, manteniendo una presión negativa
que impide el colapso de los pulmones.
Árbol
bronquial
Ya habíamos
visto que a partir de la tráquea nacen los bronquios. Estos se abren en
dos ramas que penetran en cada uno de tus pulmones, junto con vasos sanguíneos
y nervios; son estas ramificaciones las que reciben el nombre de árbol
bronquial. Al entrar en los pulmones se producen varias bifurcaciones a
medida que los bronquios se hacen más estrechos. Estas ramitas más
delgadas del árbol, de solo un mm de anchura, son los que conocemos como
bronquiolos.
Los
bronquios cumplen también una función motora. Cuando inspiras, el árbol
bronquial se ensancha y alarga, lo que facilita la circulación del aire
hacia los alvéolos. Además, también se preocupan de colaborar con la
acción de los cilios que se encuentran en la mucosa para evitar que
entren partículas extrañas a tus pulmones, todo esto mediante un
movimiento de las paredes bronquiales.
Los alvéolos
son estructuras elásticas que se alimentan a través de conductos de los
bronquiolos respiratorios. Algunas células de la sangre, llamadas macrófagos,
están siempre presentes en la superficie de cada alvéolo, ingiriendo y
destruyendo sustancias irritantes contenidas en el aire, como bacterias,
elementos químicos y polvo.
El oxígeno
pasa a la sangre difundiéndose a través de las paredes alveolares en la
red capilar que los rodea. El dióxido de carbono que desechamos se
difunde desde la sangre en los alvéolos y, desde ahí, es exhalado.
El
proceso de respiración
Nuestro
cuerpo no puede almacenar oxígeno, por lo que es imprescindible respirar
día y noche para que el aire entre y salga de los pulmones. La velocidad
y profundidad de la respiración es algo relativo, que controlan
-específicamente- procesos involuntarios en el tronco cerebral. Este
proceso es absolutamente automático e involuntario, al punto de poder
adaptarse a las necesidades del organismo.
La acción
de respirar consiste en transportar el aire a los pulmones para que la
sangre se nutra de oxígeno y se purifique, para luego expulsar el dióxido
de carbono del cuerpo.
Cada vez
que respiras se producen dos movimientos que ya conoces: inspiración y
espiración; es decir, entra y sale el aire. En esta etapa se intercambia
más de medio litro de aire.
tercera
parte
*Dra. Ana Cecilia
Becerril Sánchez Aldana
Médicina
General y
Medicina Estética
curriculum
|