El
Sistema Nervioso
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La médula
espinal corre a lo largo y en el interior de la columna vertebral, que la
protege. Tiene alrededor de 43 cm de extensión y es casi tan ancha como
un dedo
Por
Ana Cecilia Becerril*
La
médula espinal
Conducto
nervioso que se extiende desde el agujero occipital del cráneo hasta la
altura de la segunda vértebra lumbar. En su parte inferior termina en un
conjunto de fibras o manojo de ramificaciones y en su parte superior se
conecta con el bulbo raquídeo.
La
médula espinal está formada por sustancia gris y blanca. La gris está
en el centro, formando una especie de X. En el centro de la sustancia gris
existe un canal llamado canal del epéndimo, el cual lo recorre en toda su
extensión.
La
médula espinal tiene 31 pares de nervios, que se disponen a ambos lados
de ella.
Las
dos funciones de la médula espinal son:
La
médula espinal corre a lo largo y en el interior de la columna vertebral,
que la protege. Tiene alrededor de 43 cm de extensión y es casi tan ancha
como un dedo.
Comienza
en el agujero occipital -entre los huesos occipital y atlas- y la primera
vértebra cervical, y llega hasta la segunda vértebra lumbar. Desde allí
se prolonga por el filamento terminal hasta el cóccix, donde se agrupan
un gran número de ramas nerviosas, denominadas cola de caballo por la
forma que adoptan.
Contrariamente
al cerebro, la parte exterior de la médula está compuesta por sustancia
blanca, y la interior, por la gris.
Fisiológicamente,
la médula espinal es la vía conductora de impulsos desde y hacia el
cerebro, y también es el centro de los movimientos reflejos.
Existen
31 pares de nervios raquídeos, que son aquellos que nacen en la médula
espinal y salen por los agujeros de conjunción formados por la unión de
dos vértebras vecinas. Hay ocho nervios cervicales, doce dorsales, cinco
lumbares, cinco sacros y un coccígeo.
Estos
nervios, que conectan a la médula con el resto del cuerpo, se agrupan en
cinco enmarañadas redes que reciben el nombre de plexos, y que son los
siguientes, de acuerdo a su ubicación: cervical, braquial, lumbar, sacro
y sacrococcígeo.
El
cerebelo mantiene bajo control todas las partes de tu cuerpo para que no
te caigas. También te permite aprender y perfeccionar complicadas
secuencias de movimientos, como la rutina de esta joven gimnasta.
El
sistema Neuro-vegetativo
Este
sistema, llamado también Nervioso Periférico o Autónomo, está
constituido por los nervios vegetativos, que son los que nos permiten
realizar funciones automáticas; es decir, aquellas que no están sujetas
a nuestra voluntad y que controlan nuestros órganos y sistemas vitales.
El
sistema nervioso vegetativo actúa por dos grandes vías: la simpática y
la parasimpática, que tienen acciones antagónicas u opuestas:
-
Sistema
Nervioso Simpático, Ortosimpático o del Gran Simpático: está
constituido por una doble cadena de ganglios nerviosos que se
encuentran a ambos lados de la columna vertebral y que son cúmulos
neuronales distribuidos de la siguiente forma: tres cervicales, diez o
doce dorsales, cuatro lumbares y cuatro sacros. De estos ganglios simpáticos
parten fibras que llegan a los distintos órganos, sobre los que
ejercen su función, que consiste en estimular.
Este sistema no es independiente, ya que desde el bulbo y la médula
espinal parten las fibras que lo controlan.
-
Sistema
Nervioso Parasimpático: sus centros están ubicados a nivel encefálico
y en el plexo sacro en la médula espinal; sus fibras se reparten
aprovechando el trayecto de algunos nervios craneales (los de origen
encefálico) y el del nervio pélvico (las de origen sacro). De esta
manera, las fibras que inervan las glándulas salivales (regulando su
secreción) circulan con el nervio facial; numerosas fibras parasimpáticas
se unen al neumogástrico, separándose del mismo en la medida que van
llegando a los órganos que inervan: corazón, bronquios, estómago, hígado,
etcétera. Los
sistemas nerviosos del gran simpático y del parasimpático son antagónicos.
La distinción entre ambos no es solamente anatómica, sino también
funcional, puesto que los dos están presentes en cada uno de los órganos,
ejerciendo una función estimuladora (vía simpática) o inhibidora (vía
parasimpática).
Este
procedimiento de trabajo a dúo es químico, y se realiza por medio de
neurotransmisores, que son los que llevan los estímulos desde y hacia los
músculos.
La
acción parasimpática depende de la acetilcolina y las fibras nerviosas
involucradas reciben el nombre de colinérgicas. En el sistema simpático
interviene la adrenalina y las fibras son las adrenérgicas.
Para
que quede más claro este trabajo en equipo, un ejemplo: en el corazón,
la vía simpática estimula el impulso cardíaco y la parasimpática lo
frena, controlando el ritmo de los latidos. En una persona de salud normal
existe un perfecto equilibrio entre ambos sistemas.
Enfermedades
El
sistema nervioso es uno de los más susceptibles a las enfermedades,
puesto que no solo lo afectan males de tipo orgánico, sino también
dolencias de tipo psíquico que afectan la conducta y el estado de ánimo
del afectado. Este es el caso de padecimientos que son respuesta a
problemas producto de la relación con otros o con el medio en general,
como las ansiedades, el estrés, la depresión, las fobias o el pánico.
A
continuación, se describen brevemente algunas enfermedades que tienen que
ver con problemas orgánicos que afectan al sistema nervioso.
Epilepsia:
aunque se desconoce su causa, es provocada por cualquier irritación o
cicatriz en la corteza cerebral producto de un golpe brusco tras algún
accidente o un parto traumático.
Se
manifiesta en forma de ataques convulsivos que pueden durar varios
minutos, originados por un desorden de los impulsos eléctricos en el
cerebro, durante los que el afectado cae al suelo, pierde la conciencia y
entra en un estado de convulsión (temblor generalizado). En algunos
casos, estos ataques van acompañados de pérdida de memoria temporal y
descontrol de los esfínteres.
Meningitis:
enfermedad caracterizada por la inflamación de las meninges. Generalmente
es de origen infeccioso. Esta enfermedad se confirma con el estudio del líquido
cefalorraquídeo (estudio citoquímico y cultivo).
Trombosis
y hemorragia cerebral: en el primer caso, el mal se produce cuando una
arteria es obstruida (tapada) por un coágulo, quedando toda la zona que
debía ser irrigada sin circulación sanguínea (infarto cerebral), por lo
que dicha área muere, ocasionando un daño neuronal que en casos extremos
puede llegar a una hemiplejia -la mitad del cuerpo se paraliza-.
Las
hemorragias se producen cuando una arteria se rompe y sangra dentro del
tejido cerebral. También pueden producir parálisis corporal.
Parkinson:
afecta a las estructuras encargadas del movimiento, la coordinación, el
equilibrio, el mantenimiento del tono muscular y la postura. Se produce a
causa de la disminución de la dopamina, un neurotransmisor esencial para
la regulación del movimiento en la sustancia gris del cerebro.
Neuritis:
son enfermedades de los nervios periféricos (fuera del sistema nervioso).
La más conocida es la parálisis facial. Esta se presenta como un dolor
intenso que puede producirse al mascar, hablar, exponerse al frío o
tocarse un punto sensible de la cara o boca. Generalmente, las crisis se
repiten con semanas o meses de intervalo y afectan a personas de edad
avanzada.
Narcolepsia:
es un desorden del sueño originado en disfunciones moleculares del
cerebro y marcado por un incontrolable deseo de dormir durante el día.
Los ataques, que consisten en sueños vívidos y atemorizantes, pueden
ocurrir en cualquier momento, aún en medio de una conversación, y
producir una incapacidad temporal de movimiento antes de despertar.
También
causa debilidad muscular repentina, llamada cataplexia.
Poliomielitis: es un mal viral que ataca a las células motoras de
la médula espinal o del tronco cerebral, principalmente de los niños,
dejando secuelas profundas, a veces irreversibles.
Demencia:
consiste en la pérdida de las capacidades sicológicas, a causa de
lesiones en el tejido nervioso central y sus arterias (infartos,
hemorragias, etc.). Por lo general, ocurre a personas de más de 65 años.
El
55% de los casos de demencia se deben a la enfermedad de Alzheimer o
demencia senil, en la que el daño cerebral se debe a la producción
anormal de la proteína amiloide. Entre sus síntomas principales están
la desorientación, dificultad para la marcha y alteraciones del lenguaje
y memoria.
Tumores:
pueden ser primarios (si se originan primariamente en el Sistema Nervioso
Central) o bien secundarios (si el origen proviene de un tumor situado en
otra parte del cuerpo, pero afecta por metástasis al cerebro a causa de
la transferencia de células malignas). Las fibras nerviosas periféricas
que resultan aplastadas o solo parcialmente cortadas, pueden regenerarse
lentamente si no se han producido daños en el cuerpo celular y en los
segmentos huecos de la vaina de mielina. En esos casos, la parte que no ha
sufrido daños estimula el crecimiento de varios brotes nerviosos en lo
que queda de la fibra.
Con una capacidad de crecimiento de 1,5 mm diarios, la nueva fibra
lentamente llega a su conexión previa, restaurándose la función y
sensación. Los brotes no utilizados se degeneran.
La regeneración no se
produce en los nervios del cerebro o de la médula espinal; en lugar de
eso, las fibras nerviosas dañadas son envueltas en tejido
cicatricial.
primera
parte
*Dra. Ana Cecilia
Becerril Sánchez Aldana
Médicina
General y
Medicina Estética
curriculum
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