El
Sistema Nervioso (1/4)
La
célula neurona es incapaz de reproducirse, por lo
cual se explica que toda lesión cerebral sea definitiva
Por
Ana Cecilia Becerril*
El
cuerpo humano es una compleja máquina. Requiere que muchas de sus piezas,
cadenas y engranajes trabajen simultánea y sincronizadamente para que
cada uno de nosotros pueda llevar una vida normal. Y al igual que todas
las máquinas de alta tecnología, necesita de un computador central que
administre y controle cada una de sus funciones y movimientos. Pero
nuestro ordenador es mucho más completo, ya que además nos permite
pensar, sentir, actuar y decidir.
Esta tremenda computadora es
el Sistema Nervioso, constituido por un conjunto de órganos que
nos permiten ponernos en contacto con el mundo exterior y dirigir las
funciones orgánicas. Su trabajo consiste en recoger los estímulos que
recibimos tanto en el ámbito consciente -por ejemplo, la luz del sol-,
como en el inconsciente -como puede ser el daño que provoca un virus en
nuestro estómago-, transformándolos en impulsos nerviosos. Estos llegan
a la parte específica del cerebro que comanda la zona estimulada, donde
se procesa la información y se genera la reacción o respuesta.
Las reacciones son muy
variadas. Van desde la producción de movimientos, la secreción de las glándulas,
la circulación, la digestión o la respiración, hasta las sensaciones
producto de la estimulación de los sentidos. Además de todo esto, en
este sistema, específicamente en el cerebro, se concentra la actividad
intelectual y afectiva.
Así, el Sistema Nervioso
nos permite pensar, comunicarnos, aprender, recordar; es la sede de
nuestros sentimientos, sensaciones y emociones; nos permite tener
habilidades artísticas y movernos, y controla todo el funcionar interno
de nuestro cuerpo.
La mayoría de las células
cerebrales de los mamíferos funcionan igual que las humanas y, en muchos
aspectos, nuestro sistema nervioso es parecido al de los animales. Todos
tenemos zonas cerebrales que reciben sensaciones y dan órdenes
indicativas de movimiento.
Nos distinguimos de los
animales por la manera en que nuestras células combinan su actividad para
efectuar procesos complejísimos que nos diferencian, especialmente en el
ámbito intelectual (como el habla). El cómo los humanos aprendemos
difiere mucho del sistema instintivo básico de los animales, que responde
a estímulos y no a una racionalización o procesamiento de la información
recibida.
El sistema nervioso funciona
casi de manera automática. Los mensajes o impulsos transmitidos al
cerebro por las fibras más rápidas viajan a una velocidad de 100 m/s
(metros por segundo); en tanto las más lentas envían el impulso a 1 m/s.
La velocidad con la que se
transmite el mensaje depende de dos factores: el grosor de la fibra
nerviosa, y de que esté o no revestida de una capa especial -vaina de
mielina- que acelere el impulso.
Las
neuronas
La
unidad básica del sistema nervioso es una célula muy especializada
llamada neurona, que se distingue de una célula normal por su incapacidad
para reproducirse, lo cual explica que toda lesión cerebral sea
definitiva.
Las neuronas miden menos de 0.1 milímetro. Presentan dos clases de
prolongaciones: las más pequeñas, de aspecto arboriforme (con forma de
árbol), situadas en torno al citoplasma, reciben el nombre de dendritas;
y las más largas y cilíndricas, que terminan en varias ramificaciones,
llamadas cilindroeje o axón. Estas tienen una doble misión: por una
parte, conectan a las neuronas entre sí –proceso denominado sinapsis-
y, por otra, al reunirse con cientos o miles de otros axones, dan origen a
los nervios que conectan al sistema nervioso con el resto del cuerpo.
La
sinapsis, que permite la comunicación entre los aproximadamente 28 mil
millones de neuronas de nuestro sistema nervioso, se produce mediante señales
químicas y eléctricas, y se lleva a cabo en los botones sinápticos,
situados en cada extremo de las ramificaciones del axón.
En
el interior de cada botón hay saquitos (vesículas) llenos de unas
sustancias químicas llamadas neurotransmisores, que ayudan a traspasar la
información de una célula a otra.
Para
que el impulso eléctrico se transmita, los iones positivos de sodio que
están presentes fuera de la neurona en estado de descanso, traspasan la
membrana celular. Al interior de la neurona, la carga eléctrica es
negativa.
Cuando
los iones positivos de sodio ingresan a la neurona, cambian la carga
interna de negativa a positiva. En la medida que el impulso avanza por la
membrana, su interior recobra la carga negativa. De esta forma, el impulso
va pasando desde una neurona a otra.
En
el caso de los impulsos que llevan una orden del cerebro a algún músculo,
el proceso es el siguiente: tras viajar por muchísimas neuronas, el
impulso llega al último botón sináptico cercano a las fibras
musculares; entonces, un neurotransmisor químico viaja (o salta) a través
del surco sináptico -espacio entre las terminaciones nerviosas y las células
musculares- y estimula a las fibras musculares para que se contraigan.
Las neuronas o células
nerviosas pueden ser más delgadas que un pelo, pero también pueden ser
muy largas. La longitud promedio de una neurona ubicada en la base de la médula
espinal y que llega hasta la punta de un dedo del pie, es de alrededor de
90 cm, aunque la mayoría de los axones alcanzan menos de 2,5 cm.
segunda
parte
*Dra. Ana Cecilia
Becerril Sánchez Aldana
Médicina
Generaly
Medicina Estética
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