Cómo atraer y motivar
al mercado sedentario
(Parte2)

Los profesionales en esta industria aún nos preguntamos: ¿por qué decide la gente estar inactiva? ¿por qué algo tan obviamente bueno para las personas no es practicado?

En realidad es un asunto muy complejo y el comprender un poco de la filosofía que existe detrás del cambio de comportamiento, podrá ayudar a responder con efectividad estas preguntas. Los conceptos que a continuación se expondrán nos permitirán dilucidar con mayor claridad este asunto. Los dos principales puntos de discusión que están en juego para la modificación de la conducta hacia el ejercicio son:

  1. Que la mayoría de los programas tradicionales de acondicionamiento físico están diseñados para aquellos que practican ejercicio regularmente y no se dirigen a las barreras (tanto internas como externas) que la gente inactiva encara.
  2. Que no se han tomado en cuenta los procesos de la motivación y la manera en la que afectan las decisiones de los individuos para poder llevar acabo una transformación positiva en su vida por medio del ejercicio regular.

En una encuesta realizada recientemente se pregunto a las personas si consideraban como algo bueno el hábito de hacer ejercicio la mayoría de los días de la semana. En todos los casos, respondieron afirmativamente, pero al preguntarles si ellos tenían esa costumbre, la mayoría contesto que no.

Las personas que tiene el propósito de entrenarse, poseen una genuina aspiración por hacerlo. Dado que nuestro trabajo es el de ayudarles a actuar de acuerdo a sus deseos, nuestra misión es el de brindar el apoyo necesario para que puedan sobreponer los obstáculos que se le presentan. En esta forma encontrarán la manera de iniciar un programa de actividad física, integrándolo permanentemente al régimen de su vida.

Una parte muy significativa para poder llevar a cabo un cambio de conducta en la persona es el concepto del apoderamiento. Es decir, asistir al individuo para que comprenda que tiene el poder de cambiar su actividad, proporcionándole las herramientas para hacerlo y auxiliándole para que pueda vencer los impedimentos que para él son muy reales. Cabe mencionar nuevamente, que muchos de los principios que se citarán, se aplican por igual, ya sean sea para cambiar un régimen dietético, cesar de fumar o iniciar un programa de ejercicios.

En primer lugar cabe señalar que las trabas que la persona inactiva comúnmente enfrenta son denominadas barreras internas, llamadas también psicológicas , mientras que las otras son llamadas también barreras externas, como las del medio ambiente.

Barreras internas

Se refiere a los pensamientos propios del individuo y los sentimientos que genera. Muchos de ellos tienen base en experiencias del pasado y en la percepción que tienen con respecto al ejercicio. La mayoría de los programas no se dirigen adecuadamente para abatir este tipo de obstáculos, a los que se clasificaran en cuatro principios básicos:

La percepción de la realidad ocurre cuando las personas no se imaginan a si mismas conviviendo en un ambiente de actividad física. Este es un precepto que a los profesionales del acondicionamiento físico les cuesta mucho trabajo comprender. Para quienes hacemos ejercicio con regularidad, las instalaciones, el equipo, y las personas físicamente activas no nos intimidan ni nos incomodan. Al contrario disfrutamos al vernos rodeados de ellos. Pero las personas inactivas no guardan este mismo sentimiento, sobre todo, al encontrarse en un ambiente donde hay actividad física. Habrá que considerar que estas son fuerzas muy poderosas que detienen a la persona. Contempla al centro del acondicionamiento físico y a nuestras actividades como algo ajeno y distante. No se siente cómodo ni se imagina así mismo teniendo éxito en ese lugar.

A menudo se siente a disgusto, ya sea por su apariencia, porque percibe su falta de habilidad para usar alguna estación o aparato, debido a que al participar en clases colectivas se mueve de tal o cual manera, produciéndole una situación embarazosa. Como resultado opta por ni colocarse en tal situación o la evade, por que se siente intimidado. Este mismo principio se aplica a la imagen que guarda de si mismo pues siente que "no da el ancho" por así decirlo con la típica imagen corporal que corresponde a la de una persona atlética. Sus sentidos han sido hostigados por los distintos medios de publicidad como las revistas, la televisión y los diarios, donde ha tomado el modelo del cuerpo perfecto". La persona inactiva recibe estas imágenes y siente que no se vera bien o que tal vez se vera diferente, con respecto a los otros participantes porque no tienen ese cuerpo esbelto o esa apariencia hercúlea. Aunque bien sabemos que estos conceptos no son fieles de la aptitud física. Los mecanismos de la difusión le han llevado a creer que así lo es. Cualquiera de los elementos que para nosotros no son deseables, trátase del personal de la empresa (quienes deben de poseer un elevado nivel de condición física), de los miembros que asisten con regularidad, del equipo o de las áreas cargadas con energía dinámica, todos ellos intimidan al principiante y llega así a la conclusión de que no quiere estar en una situación en la que se siente extraño o incomodo. Cuando lo miramos desde su perspectiva, es muy fácil saber por qué toma la decisión de no pertenecer al ambiente del que gozamos.

La auto-presentación y la ansiedad fisonómico-social

Estos principios tiene que ver con al forma en la que el individuo se advierte a si mismo en una situación social en como percibe s u propia apariencia, su cuerpo y en la sensación que tiene de que es juzgado por su aspecto o de lo que se comenta de su figura. Estos son formidables factores de intimidación. La auto-presentación se refiere específicamente a la forma en que uno cree que es percibido por los demás. La persona inactiva puede pensar y sentir que todos los ojos están sobre ella y que además están evaluando su cuerpo. Esto puede resultar muy incómodo en una posición en la que el participante sienta que "no da al talla" aunque sabemos que la mayor parte del tiempo, los usuarios están absortos en lo que hacen, en su propia ejecución o en el equipo que manejan. Sin embargo, la persona con aptitud física no lo mira de esa manera y esta es una de las percepciones importantes de percatar para ofrecer una solución adecuada. La ansiedad fisonómico-social se relaciona con la percepción del propio cuerpo.

Como cuarto principio sedentario tiene la sensación de que al gente esta evaluando su cuerpo negativamente, por que él mismo lo hace así y esto lo lleva a evitar dicho ambiente, si nos detenemos a pensarlo concienzudamente, no nos es difícil comprender por que el inexperto no está dispuesto a colocares en está posición tan vulnerable.

Todo lo que aquí se ha descrito nos dice mucho del enfoque de nuestros programas, nuestras instalaciones, nuestro personal y de los miembros que a ellas asisten, así como de sus interacciones. Sobre todo nos demuestra de cómo todo esto se relaciona con la necesidad que existe por desarrollar y aplicar nuevos programas dirigidos a generar un cambio en el comportamiento y por medio de los cuales haremos que la persona se sienta bienvenida, cómoda y exitosa en nuestro ambiente.

En el próximo número de Clubes & Gimnasios, continuaremos con al tercera parte de este tema, presentándoles los principios básicos que habrán de ser tomados en cuenta, toda vez que deseamos modificar la conducta de las personas pasivas. Posteriormente, les ofrecemos el desenlace a este dilema tan actual que en nuestra sociedad se presenta.

primera parte 

Este artículo es cortesía de la revista

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