El concepto
Cuerpo-Mente
Tu cuerpo revela, a
través de su forma y su fluir, tu historia y tu vida...
Por
Gabriel
Valenzuela Vázquez*
¿Cómo tu cuerpo puede ser tan expresivo
en cuanto a tu “yo interior”? Si tú eres tu cuerpo, entonces
¿quién tiene la responsabilidad de la salud y bienestar de tu
cuerpo? ¿Crea tu cuerpo a tu mente, o es tu mente la que va dando
forma a tu cuerpo? ¿Hasta qué punto eres responsable de todas
tus creaciones y acciones, salud y enfermedad?
La verdad es que tú eres tu cuerpo. Esta
afirmación invita a considerar de nuevo todos los aspectos de tu
vida y tu ser.
Tu cuerpo está siempre contigo. Camina
contigo, corre contigo, duerme contigo, ríe contigo y te sigue a donde vayas.
En el transcurso de tu vida, tu cuerpo y tú
han compartido muchas experiencias, muchas de ellas gratificantes
y llenas de placer; otras tantas incómodas y hasta dolorosas.
Durante los períodos de lesiones y
enfermedad, la mente se siente, por lo general,
impaciente y enojada con su propio cuerpo. Se fastidia por
haberse enfermado, por no sanar tan rápido, etc.
Sin embargo, hay otros momentos en que el
cuerpo te produce gran placer y satisfacción: debido a su aparato
neuromuscular, tu cuerpo tiene potencial para el placer y la
vitalidad, así como para el dolor y la enfermedad. A veces tu
cuerpo se dedica a actividades como hacer el amor o practicar
deportes o relajamiento, que te proporcionan placer y un
aflojamiento concomitante de las tensiones de la vida. Esas
experiencias son altamente placenteras y en esos momentos tu
cuerpo y tú están unidos como íntimos amigos.
Este es un buen momento para que
reflexiones que no “tienes” un cuerpo y percatarte de que
“eres” tu cuerpo y de que tu cuerpo “eres” tú
mismo.
Tu cuerpo revela, a través de su forma y
su fluir, tu historia y tu vida. Cada curva, cada músculo hablan
de cierto capítulo y de cierta constelación de relaciones, cuya
acumulación se ha convertido en la imagen de ti mismo. Se ha
convertido en tu “YO”.
El psicoterapeuta John Pierrakos fue una de
las personas que sabía leer esas formas, traducir esos flujos e
interpretar esas historias. Cada uno de nosotros nos hemos
traducido en carne cada vez que nos creamos o re-creamos a
nosotros mismos. Los herederos de la escuela de Pierrakos son
capaces de leer la vida de un individuo en su cuerpo como un arqueólogo
pudiera estar leyendo la historia de Egipto en sus jeroglíficos.
En su libro “Cuerpo–Mente”, Ken Dychtwald,
define a la Bioenergética
como “...una forma de psicoterapia que trata la salud y la
enfermedad emocionales desde la perspectiva de la unidad psicosomática
y que ha proporcionado contribuciones enormes al entendimiento clínico
de las relaciones entre el carácter y la estructura física”.
La teoría bioenergética y su práctica
son el fruto de la obra y las convicciones de Wilhelm Reich, uno
de los precursores del uso de los procesos terapéuticos que no
tratan solamente los síntomas y trastornos mentales y emocionales
sino también sus complementos somáticos (corporales). El proceso
bioenergético fue concebido y creado originalmente por dos de los
alumnos de Reich, los doctores Alexander Lowen y John Pierrakos a
fines de la década de los años cincuenta, con la intención de crear un proceso
terapéutico contemporáneo que combinara eficazmente los medios
verbal/intelectual, físico y psicoemocional para explorar y
resolver los conflictos de mente y cuerpo.
Alexander Lowen explica así el proceso de
lectura del cuerpo: “El carácter del individuo tal como se
manifiesta en su patrón típico de conducta también está
descrito gráficamente a nivel somático por la forma del
movimiento del cuerpo. La suma total de las tensiones musculares
consideradas como una gestalt... constituye la ‘expresión del
cuerpo’ del organismo. La expresión del cuerpo es la vista somática
de la expresión emocional típica que en el nivel psíquico se
considera como ‘carácter’.”
Dentro del sistema bioenergético hay
diversidad de “caracteres” y “expresiones corporales” que
se consideran como neuróticos. Al diagnosticar cuidadosamente el
estado físico y psicológico de su paciente, el terapeuta
bioenergético espera llegar a un entendimiento más completo de
la manera en que ese individuo ha llegado a moldear su vida y
moldearse a sí mismo. Una vez que el terapeuta ha terminado su
diagnóstico, se dedica a trabajar con el paciente en una
diversidad de actividades y ejercicios verbales, psicoemocionales
y físicos, cuidadosamente elaborados, que se esfuerzan por
desbloquear las áreas de tensión, fortalecer los puntos de
vitalidad y fomentar las fuentes de desarrollo personal para, de
esa manera, disolver el comportamiento neurótico.
La palabra compuesta “Cuerpo-Mente”
(“Bodymind”) fue acuñada por el terapeuta William Schutz, con la
intención de expresar con un vocablo el reconocimiento de la
interrelación holística de ambos elementos: el cuerpo y la mente
como una sola unidad indivisible.
El individuo que experimenta temporalmente
temor, pena o ira, con demasiada frecuencia lleva a su cuerpo en
una actitud que el mundo reconoce como una manifestación externa
de esa emoción particular. Si persiste en esa dramatización o si
la restablece firmemente, formando así lo que se llama patrón de
costumbre, se fija la disposición muscular. Algunos músculos se
cortan y se espesan, otros se dejan invadir por tejido conjuntivo
otros se inmovilizan al consolidarse tejido implicado. Una vez que
eso se ha producido, la actitud física se vuelve invariable; es
involuntaria; no puede ser cambiada básicamente cambiando las
ideas ni siquiera por sugestión mental.
Esta fijación de una respuesta física establece también
un patrón emocional. Puesto que no es posible establecer un flujo
libre a través de la carne física, el tono emocional subjetivo
se va limitando progresivamente y tiende a permanecer dentro de un
área restringida, estrechamente delimitada. Ahora lo que el
individuo siente ha dejado de ser una emoción o una respuesta a
una situación inmediata; de ahí en adelante el individuo vive,
se mueve y tiene su ser dentro de una actitud.
Tus ojos, tu espalda, tu frente, tus
piernas, tu boca, tus manos, tu piel, en fin, todo tu cuerpo es el
reflejo de quién eres. Ese cuerpo-mente
que eres hoy está determinado por la herencia, la actividad física,
la actividad emocional, la nutrición y el ambiente. Todos estos
factores se conjugan para hacer de ti ese ser único e irrepetible
que piensa, siente,
sueña e interactúa con otros seres humanos aquí y ahora.
Resulta de vital importancia, encontrar la
plena consciencia de quienes somos mediante en trabajo físico y
la introspección. Esta última se puede llevar a cabo mediante la
meditación y/o la psicoterapia, las cuales son la ventana que nos
muestra el maravilloso paisaje de la verdad, de nuestra
deslumbrante verdad.
“El cuerpo no tiene ni
un centímetro de indigno”.
*Gabriel
Valenzuela Vázquez
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Fecha de actualización: 1/agosto/2011
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