El
corazón: cómo funciona y sus enfermedades más comunes
(segunda de dos partes)--
Puedes cuidar a tu corazón para que
no enferme, ¿sabes cómo?, ¿lo cuidas?
Por
Ana Cecilia Becerril*
Circulación
coronaria
/
Enfermedades
más comunes del corazón y sistema circulatorio /
Síntomas
más comunes de las enfermedades cardiacas
¿En qué consiste la
circulación coronaria?, ¿cuáles son las enfermedades del
corazón, sabes que síntomas te dan? ¡Entérate!
Circulación
coronaria
El
músculo cardíaco, como cualquier otro órgano o tejido del cuerpo,
necesita sangre rica en oxígeno para sobrevivir. El corazón recibe
sangre por medio de su propio aparato vascular. A esto se lo denomina «circulación
coronaria».
La
aorta (el principal conducto de suministro de sangre del organismo) se
ramifica en dos vasos sanguíneos coronarios principales (también
denominados «arterias»). Estas arterias coronarias se ramifican a su vez
en arterias más pequeñas que suministran sangre rica en oxígeno a todo
el músculo cardiaco.
La
arteria coronaria derecha suministra sangre principalmente al lado derecho
del corazón. El lado derecho del corazón es más pequeño porque bombea
sangre sólo a los pulmones.
La arteria coronaria izquierda,
que se ramifica en la arteria descendente anterior izquierda y la arteria
circunfleja, suministra sangre al lado izquierdo del corazón. El lado
izquierdo del corazón es más grande y muscular porque bombea sangre al
resto del cuerpo.
arriba
Enfermedades
más comunes del corazón
y sistema circulatorio
El
diagnóstico clínico del enfermo con cardiopatía se basa
fundamentalmente en la interrogación, la exploración física, el ECG, la
radiografía de tórax y las pruebas complementarias.
El
interrogatorio debe ser minucioso y preciso, permitiendo que el enfermo se
exprese en sus propios términos, pero procurando que no olvide elementos
que pudieran tener algún valor.
Dentro
de las enfermedades mas comunes a diagnosticar y a diferenciar están;
Hipertensión, Cardiopatía isquémica, Infarto Agudo del Miocardio,
Insuficiencia Cardiaca o Pulmonar, Arritmias, Endocarditis, Miocarditis,
Pericarditis y el propio envejecimiento, solo por mencionar las más
comunes o frecuentes.
arriba
Dolor
Precordial. Es
el síntoma más importante. En su valoración hay que tener en cuenta su
localización, cualidad, irradiación, duración y factores
desencadenantes.
Las
enfermedades cardiovasculares que pueden manifestarse por dolor precordial
son, fundamentalmente, la cardiopatía isquémica, el aneurisma disecante,
la pericarditis aguda y la
embolia pulmonar.
El
término angina, designa un concepto clínico descrito como dolor opresivo,
urente o en garra, irradiado a los brazos, que aparece en relación con el
esfuerzo, la ingesta copiosa, el frío y las emociones, y que cede con el
reposo y/o los nitratos.
Disnea.
Se
define por un acto de respirar penoso y consciente. Es el síntoma más
frecuente y también el más complejo, los términos generales de
cansancio o fatiga son los más comunes que refieran.
Tos
y hemoptisis.
La expectoración de sangre roja puede deberse a numerosas causas, pero
cuando va acompañada de tos e hipertensión pulmonar suele indicar rotura
de vénulas pulmonares por aumento de la presión auricular izquierda
otros.
Palpitaciones.
Se trata de una sensación desagradable de la actividad cardiaca, que
puede obedecer a circunstancias normales (ejercicio, emociones, estrés,
ingestión de sustancias
que alteran el sistema autónomo) o patológicas (cardiopatías,
trastornos digestivos, endocrinopatías). Las palpitaciones pueden ser rápidas
o lentas, regulares
o
irregulares, de comienzo y terminación bruscos, pasajeras o de repetición.
Oliguria.
Indica
la disminución del volumen urinario por debajo de 400 ml/día. Está en
relación con una disminución del flujo renal. Si la diuresis es inferior
a 50 ml/día se habla de anuria.
Síncope.
Significa la pérdida brusca y
transitoria de la conciencia por disminución del flujo cerebral. Este
tipo de síntoma debe ser indagado, ya que los pacientes no suelen
relacionarlo con trastornos cardiacos.
Edemas.
Se
producen por la acumulación de líquido extracelular, preferentemente en
las partes declives del organismo, y se manifiesta clínicamente por el
signo de la fóvea.
Cianosis.
Se considera la coloración azulada de la
piel o las mucosas cuando la hemoglobina reducida supera los 4 g en los
capilares. Puede ser central (por cortocircuitos) cuando se localiza en
las mucosas, o periférica (por volumen minuto bajo) cuando se presenta en
las partes acras.
Fatiga
o cansancio.
Indica un volumen minuto disminuido, con alteración del metabolismo
muscular. En ocasiones es debida a un trastorno funcional. Otros síntomas
son: claudicación intermitente, embolias sistémicas, síntomas inespecíficos
(fiebre, astenia, anorexia).
El
corazón, como los demás órganos y sistemas, experimenta con el
envejecimiento modificaciones
derivadas de 3 variables: cambios fisiológicos debidos al paso del
tiempo; secuelas morfológicas y funcionales de todas las enfermedades y
alteraciones médicas o quirúrgicas ocurridas a lo largo de la vida, y
modificaciones condicionadas por el tipo de vida —por el medio ambiente
en que se ha desarrollado— y por los llamados factores de riesgo a que
ha estado expuesto el paciente.
Ello
trae como principales consecuencias:
-
cambio
en las características morfológicas, funcionales y semiológicas del
corazón del anciano;
-
aumento
del número de trastornos ligados a la edad (morbimortalidad), al
reducirse el margen de reserva fisiológico y aumentar la
vulnerabilidad cardiaca ante cualquier agresión, y
-
necesidad
de afrontar el diagnóstico y tratamiento del anciano cardiópata a
partir de las consideraciones previas
Dentro
de la prevención de cualquier enfermedad cardiaca, está evitar los
Factores de Riesgo importantes que pueden acompañar o inclusive disparar
una enfermedad.
Se
habla principalmente de:
- la
Alimentación,
- la
obesidad,
- el
sedentarismo,
- la
diabetes,
- consumo
de alcohol y café,
- tabaquismo,
- medicamentos
Sólo
por mencionar algunos de los cuales son modificables y los que son de
riesgo genético como la herencia familiar, la cual no puede ser
modificable pero si tratable.
Este
hecho debe tenerse en cuenta a la hora de tomar decisiones terapéuticas
para corregir los factores de riesgo concurrentes.
Uno de los objetivos de la
actividad física es la ocupación del tiempo de ocio; no obstante, éste
no es el más importante debido a la relación que existe entre los
programas de ejercicio físico y la prevención primaria y secundaria de
la enfermedad cardiovascular.
Existe una relación inversa entre la
actividad física y el riesgo cardiovascular, que se ha utilizado para
promover el ejercicio físico entre la población, cuyo estilo de vida es
predominantemente sedentario, asociado en muchos casos a otros factores de
riesgo de mayor trascendencia.
El
ejercicio físico aumenta la demanda del músculo en oxígeno y nutrientes, obligando a instaurar las correspondientes adaptaciones
cardiovasculares y respiratorias. La respuesta adaptadora varía en función
de las características del ejercicio. El
ejercicio de «resistencia» consiste en contracciones isotónicas (dinámicas)
de duración considerable. Es
el ejercicio aerobio. El ejercicio de «potencia» consiste en
contracciones isométricas (estáticas), de escasa duración. Es el
ejercicio anaerobio.
La
prescripción del ejercicio debe ser individualizada y se basa en los
resultados de la prueba de esfuerzo. La intensidad del ejercicio para
individuos sanos se define mejor tomando como objetivo la frecuencia
cardiaca durante el máximo esfuerzo; estableciendo una relación entre el
promedio de la frecuencia cardiaca máxima y la edad de las personas, los
límites aceptables se sitúan en un 60-75% de la frecuencia cardiaca máxima
o su equivalente en consumo máximo de oxígeno. Estos objetivos son fácilmente
alcanzables mediante ejercicios que incluyan el uso de grandes grupos
musculares.
La
duración de cada sesión debe ser de 30-40 minutos, repartidos del modo
siguiente:
-
5-10
minutos de calentamiento;
-
20-30
minutos de ejercicio aerobio y
-
5-10
minutos de enfriamiento final
Debe
practicarse con una frecuencia de 4-5 veces por semana; a medida que
aumenta la duración de los ejercicios, con 2-3 veces por semana es
suficiente.
Cuando
un individuo sedentario empieza un programa de entrenamiento, la
intensidad y la duración del ejercicio deben ser inicialmente bajas e
incrementarse progresivamente.
Recuerda
que hay que hacer ejercicio por salud y no por moda.
primera
parte
*Dra. Ana Cecilia
Becerril Sánchez Aldana
Medicina
General y
Medicina Estética
currículum
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Fecha de actualización: 2/Junio/2014
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