Aspectos sobre la Capacitación

Por José Luis Echegaray
con apoyo de Staff C&G

La capacitación es un aspecto que no debe descuidarse, así como no se deja que las pistas de tenis se agrieten, los vestidores se inunden o el fondo de la alberca luzca sucio. Tampoco se debe permitir que el instructor no se actualice asistiendo a cursos, certificaciones o cualquier otra capacitación que refuerce o renueve sus conocimientos. Este dilema suele ser planteado bajo el esquema del antagonismo no declarado entre la gerencia y el personal deportivo. Al contrario, la buena relación entre los dueños o responsables de un club y su personal tiene que ser tan buena como la que se tiene con los clientes. Ellos son los "clientes internos" de la organización y la carta de presentación hacia al exterior.

Sin embargo, los instructores muchas veces se encuentran con el inconveniente de que el club no está dispuesto a invertir en capacitación. Por otra parte, los instructores más capacitados buscarán las mejores ofertas de trabajo, sin importarles muchas veces el "amor a la camiseta". Analizar algunas de estas problemáticas nos pueden servir para visualizar lo que cada club necesita y finalmente lograr el objetivo principal: la satisfacción del cliente.

En el aspecto financiero, los directivos no ven a la capacitación como un rubro que generalmente deba estar contemplado en los egresos del club. No es posible tener partidas para ello y se debe generalmente al constante cambio de personal en esta sección. Por lo tanto, el egreso no se recupera.

El personal suele pensar que el interés primordial del club es el lucro. Ellos perciben que el club asume la capacitación no como una inversión sino como un gasto no redituable. En caso de que el personal opte por capacitarse sin ayuda del club, no lo hará pensando en los beneficios que aportará a su centro de trabajo sino al suyo propio.

Existen infinidad de cursos, seminarios y diversas oportunidades de capacitación, pero es a través de convenios como se pueden conseguir a costos bajos programas completos de capacitación. Sólo es cuestión de contactar a las instituciones adecuadas. Los convenios para obtener cursos de capacitación son diversos: 

  1. Si el club está convencido de que la capacitación está directamente relacionada con sus actividades, le corresponde a él pagar el curso

  2. Un arreglo entre las partes para dividir el gasto e inclusive incluirlo en la remuneración del instructor

  3. Si la capacitación no está directamente relacionada con los fines del club, es lógico que el principal beneficiario –el profesor o instructor- sea quien afronte el gasto.

Las políticas establecidas de la empresa son un arma de dos filos. Si no son claras, pueden causar rencor entre los empleados pero si están planteadas con claridad, fomentarán la cultura de la educación continua. En diversas ocasiones, no es posible que todo el personal asista a los cursos de capacitación y la dirección se ve obligada a seleccionar de acuerdo a sus políticas a unos cuantos, lo cual genera descontento entre los instructores que no resultaron elegidos.

Es común que el personal considere que estas políticas no se respetan cuando observan que sólo unos cuantos instructores son enviados a los cursos. Se puede interpretar como favoritismo si el personal no conoce bien los criterios que se utilizan para tal asignación.

Para el caso anterior, se recomienda planear programas anuales de capacitación, en donde cada elemento conozca de antemano cuando va a recibir la capacitación y el tema a tratar. Así, todos tendrán la oportunidad de conocer los requisitos de selección y al mismo tiempo el club demostrará que no existen predilecciones de ningún tipo.

Para la gerencia la medición de los resultados es un concepto difícil de controlar y es una desventaja no saber si su personal está realmente aprovechando la capacitación recibida. Esto sucede porque no es capaz de evaluar los conocimientos aprendidos en ella. Esta falla de capacidad se debe a que es difícil medir el grado de mejoramiento obtenido a partir de la asistencia a un congreso o incluso de la certificación de conocimientos específicos. Por otra parte, la empresa no valora correctamente los conocimientos de su personal. Les despoja de la oportunidad de desarrollar al máximo su potencial, incluso desperdiciando los conocimientos adquiridos en la capacitación que la misma empresa costeó.

Se recomienda no enviar a ningún elemento a capacitar sin saber en qué beneficiará al club y se asignará al instructor más adecuado al curso adecuado. Por ejemplo, no se debe mandar a un instructor de pesas a un curso de "Técnicas innovadoras de natación". No es que los conocimientos que adquiera no sean de gran utilidad al club, sólo que esta persona no sería la más indicada para comunicar las ideas y conceptos para una mejora o avance en el club.

En los cursos largos, en los cuales los resultados no son inmediatos, la gerencia tiene que estar al pendiente del proceso de evolución de los profesores y cómo les puede servir a los socios este nuevo conocimiento. Si los cursos o seminarios son cortos, la aplicación o transmisión de las novedades - nuevas técnicas, ejercicios, etc.-, deben ser introducidas rápidamente, mediante clases especiales, presentaciones para públicos elegidos, etc. Las carteleras, los boletines, el correo electrónico, los volantes y el contacto personal son herramientas útiles para lograr el objetivo.

Cuando el entrenador está capacitado, recibirá constantemente ofertas de trabajo, ya sea a través de colegas que le informarán de nuevas oportunidades o por búsqueda individual. La inestabilidad del personal es una situación que fomenta que el individuo cambie constantemente de empresa. Esta es una de las mayores razones por parte de la gerencia para no otorgar capacitación a su personal: el alto índice de rotación de personal que existe. No resulta redituable pagarle un curso a un instructor que quizá al mes siguiente renunciará.

En realidad, no se puede evitar la rotación, pero la podemos disminuir. Cuando un elemento decide renunciar es porque sus necesidades laborales no están satisfechas. Es muy probable que entre ellas se encuentre la capacitación. Haciendo un comparativo, tanto los instructores como los entrenadores son dueños de sus propias empresas – su persona misma–. Es lógico que busquen mejores ganancias y por ello hay que brindarles elementos sólidos para que decidan establecerse en una sola empresa en vez de "alzar el vuelo".

Sin duda, la capacitación es algo ineludible para seguir progresando y será eficiente si cumple con las expectativas de las tres partes involucradas: gerencia-personal-cliente.

Por ello, toda capacitación deberá tener una íntima relación con:

  1. Las funciones que cumple el club o gimnasio (pensar en lo que se está haciendo y tratar de mejorarlo). No es una opción fácil porque en varias ocasiones la costumbre produce resistencia al cambio.

  2. Cubrir las necesidades insatisfechas de los clientes. El mejor club no es siempre el más moderno sino aquel que satisface las demandas de la gente.

  3. La capacitación continua conlleva indudablemente a captar lo que está en el horizonte de los clientes. No es fácil anticiparse a ellos y menos cuando no se está al tanto de las novedades del mercado.

En síntesis, la transformación de las entidades deportivas es cada vez más veloz. Las viejas estructuras sostenidas por aportes públicos o comunitarios deben adaptarse a las exigencias de los clientes y a la competencia de ofertas dentro y fuera del ámbito del deporte. Si esto no se acompaña de mejoramientos continuos en los recursos humanos, los demás gastos serán un derroche. En estos servicios, el contacto con la gente es la clave del éxito.

Referencias:

Lic. José Luis Echegaray, Gerente, profesor y entrenador de tenis, E-mail: echegaray@movi.com.ar

Este artículo es cortesía de la revista , publicada por
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